Éste es un ítem donde normalmente el usuario está más indefenso frente a lo que ofrece el mercado, ya que como primera medida no hay una clara definición de lo que es el libre mantenimiento. Para el usuario de una batería automotriz el libre mantenimiento representa no tener que ocuparse nunca de la batería (agregarle agua) durante toda la vida útil de la misma (2 a 3 años).
Este objetivo puede lograrse en una batería de Plomo-Selenio; pero esta misma batería en un uso estacionario (10 a 20 años) ya no será de libre mantenimiento ya que necesitará el agregado de agua en forma periódica. Además, si el único objetivo es no agregar agua, se puede fabricar una batería de alto contenido de Antimonio (alto consumo de agua) y calcular cuánto electrolito deberá haber por sobre las placas para que nunca sea necesario el agregado de agua, pudiendo llegar a valores ridículamente desproporcionados; pero nadie se pregunta:
¿A dónde se fue el agua que gasificó la batería?
La gasificación de la batería es en forma de Oxígeno e Hidrógeno. El Oxígeno es un elemento oxidante y el Hidrógeno, en ciertas proporciones, forma con el aire una mezcla altamente explosiva. Además, ambos gases salen de un medio ácido altamente corrosivo por lo que la presencia de estos gases en el ambiente no siempre es aceptable, más aún cuando se trata de equipamiento electrónico. Cabe destacar que a medida que se consume agua, aumenta la densidad del electrolito haciendo al medio cada vez más agresivo para los componentes de la batería, reduciendo su expectativa de vida. En la actualidad se debe considerar a una batería como libre mantenimiento si su gasificación es nula o despreciable en una condición normal de uso. En general y sin tratar de entrar en casos de uso particular, una batería estacionaria puede ser de diferente tipo, a saber:
- Con Mantenimiento: Si es de alto contenido de Antimonio
- Bajo Mantenimiento: Si es de Plomo-Selenio
- Libre Mantenimiento: Si es de Plomo-Calcio
- Sin atención: Si es Sellada